sábado, 7 de junio de 2008

CUANDO EL SEÑOR TE COLMA DE BENDICIONES


Salmo 21

La vida no es solo presente. Debemos aprender a mirar en retrospectiva para dar testimonio de las victorias de Dios en nuestra vida; pero solo para eso debemos mirar hacia atrás, porque un hijo de Dios siempre debe mirar hacia delante. David recuerda su pasado y da testimonio de la manera en que el Señor le sostuvo en su trono y le hizo crecer como rey. Mira su pasado de una manera muy diferente a la que lo vivió. Porque el presente a veces nos parece tan difícil de discernir que no alcanzamos a entender como se manifiesta el Señor en sus victorias.

Pero el paso de los años nos enseña a ser prudentes, a fin de no quedarnos callados, cuando de dar testimonio se trata; pero también, los años en oración nos enseñan a no perder piso, olvidando que las victorias se las debemos al Señor. ¿De qué victorias hablamos? Ciertamente militares, pero también deseos concedidos y una larga vida. Pero la prudencia nunca debe convertirse en silencio, ya que el corazón del hijo de Dios ha de regocijarse siempre en el Señor.


1 En tu fuerza, Señor, se regocija el rey; ¡cuánto se alegra en tus *victorias! 2 Le has concedido lo que su *corazón desea; no le has negado lo que sus labios piden. *Selah 3 Has salido a su encuentro con ricas bendiciones; lo has coronado con diadema de oro fino. 4 Te pidió vida, se la concediste: una vida larga y duradera. 5 Por tus victorias se acrecentó su gloria; lo revestiste de honor y majestad. 6 Has hecho de él manantial de bendiciones; tu presencia lo ha llenado de alegría.

El hijo de Dios pone su confianza en Dios y hace de ella un motivo de oración. Ahora, al orar, el salmista sabe que Dios se seguirá manifestando en su vida para protegerlo de sus enemigos y acabar con ellos. Cada persona tiene sus propios enemigos. Y aunque todos compartimos a un mismo enemigo espiritual, la lucha que cada uno de nosotros libra, es solo nuestra. Lo importante es saber que si confiamos en Dios, él se va a ser cargo de cada uno de ellos. Y así podemos hacer de nuestra oración de gratitud por sus victorias, una oración de confesión de nuestra fe en que él se seguirá manifestando de manera victoriosa en las encrucijadas de nuestra vida.
7 El rey confía en el Señor, en el gran amor del *Altísimo; por eso jamás caerá.
8 Tu mano alcanzará a todos tus enemigos; tu diestra alcanzará a los que te aborrecen. 9 Cuando tú, Señor, te manifiestes, los convertirás en un horno encendido. En su ira los devorará el Señor; ¡un fuego los consumirá! 10 Borrarás de la tierra a su simiente; de entre los *mortales, a su posteridad. 11 Aunque tramen hacerte daño y maquinen perversidades, ¡no se saldrán con la suya! 12 Porque tú los harás retroceder cuando tenses tu arco contra ellos.
Que Dios se enaltezca en nosotros
Nosotros lo seguiremos alabando y haciendo mención de las cosas grandes que ha hecho en nosotros
13 Enaltécete, Señor, con tu poder, y con salmos celebraremos tus proezas.

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