jueves, 8 de mayo de 2008

CUANDO LUCHAS POR LA VIDA


Salmo 18


1 ¡Cuánto te amo, Señor, fuerza mía!
2 El Señor es mi *roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva,
¡mi más alto escondite! 3 Invoco al Señor, que es digno de alabanza, y quedo a salvo de mis enemigos.


Nos extraña el lenguaje guerrero de David; pero se trata de un hombre en posición de poder cuya vida está permanentemente en riesgo de quienes quieren acabar con él, ya sean contendientes, adversarios o enemigos. En este salmo da testimonio de la victoria que Dios le dio en contra de aquellos que querían acabar con su vida.

¿Qué amenaza la vida? ¿Qué es aquello que puede orillarnos a la muerte? ¿Cuáles son las fuerzas que pueden llevarnos a la angustia? No es menos cierto que ciertas amenazas ponen en riesgo nuestra vida física: inseguridad, enfermedad, calentamiento global, encarecimiento de los alimentos. Sin embargo, Jesús dijo, la vida es más que comer y que vestir. Esa vida más también se ve amenazada hoy. Con la miseria del espíritu, con las cárceles del odio, el resentimiento, la desesperanza, la envidia, los celos, las contiendas, el desenfreno.

Hay una gran bendición cuando Dios nos permite ver a nuestros enemigos. Porque si permanecen encubiertos, ¡cómo podríamos defendernos! Es una gran bendición cuando Dios nos permite pelear por nuestra vida, porque sabemos que en esa lucha contamos con él. Es una gran bendición cuando en la lucha nos sumimos en la angustia porque es un buen momento para orar. Dios está al alcance de nuestro clamor. David lo experimentó y en los momentos más difíciles de su vida conoció a Dios de una manera diferente:

Fuerza
Roca
Amparo
Libertador
Refugio
Escudo
Poder
Escondite

Imaginamos a David en desigualdad de condiciones, con enemigos más poderosos que él. Aunque es el rey, no se envalentona. Dios le ha dado grandes victorias desde joven, con enemigos más grandes y fuertes que él. Pero no se pierde a sí mismo. Sabe que no hay enemigo pequeño y que en ocasiones es mejor decir “aquí corrió que aquí quedó” Por eso David habla de Dios como roca, refugio, escudo, escondite.

Una buena estrategia es no salir a darse de catorrazos con el enemigo, sino esconderse en Dios. Porque si se trata de cucarachas simplemente hay que pisarlas, si de ratas se trata con una buena piedra es suficiente; pero si el enemigo es un león, creo que no es buena idea ponerse al tú por tú. Hay que esconderse en Dios. Porque hay luchas espirituales que no se pueden vencer con la fuerza de las manos.

Cada una de estas palabras cobra sentido cuando entendemos que en medio de la lucha de nuestra vida, Dios está a nuestro lado. Podemos imaginar a David, recordando cómo lo perseguían sus enemigos y de qué manera Dios se hizo presente en su vida para ponerlo a salvo.

4 Los lazos de la muerte me envolvieron; los torrentes destructores me abrumaron. 5 Me enredaron los lazos del *sepulcro, y me encontré ante las trampas de la muerte. 6 En mi angustia invoqué al Señor; clamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mi clamor llegó a sus oídos!

Cuando David se dio cuenta de lo que estaba pasando, ya se veía en una red, cazado. Ni moverse le convenía. No es momento para actuar, es momento para clamar. Porque en ocasiones moverse de más es hundirse más.


7 La tierra tembló, se estremeció; se sacudieron los cimientos de los montes; ¡retemblaron a causa de su enojo! 8 Por la nariz echaba humo, por la boca, fuego consumidor; ¡lanzaba carbones encendidos!
9 Rasgando el cielo, descendió, pisando sobre oscuros nubarrones. 10 Montando sobre un *querubín, surcó los cielos y se remontó sobre las alas del viento. 11 Hizo de las tinieblas su escondite, de los oscuros y cargados nubarrones un pabellón que lo rodeaba. 12 De su radiante presencia brotaron nubes, granizos y carbones encendidos.
13 En el cielo, entre granizos y carbones encendidos, se oyó el trueno del Señor, resonó la voz del *Altísimo. 14 Lanzó sus flechas, sus grandes centellas; dispersó a mis enemigos y los puso en fuga. 15 A causa de tu reprensión, oh Señor, y por el resoplido de tu enojo,
las cuencas del mar quedaron a la vista; ¡al descubierto quedaron los cimientos de la tierra!

Dios se hizo presente a través de la fuerza descomunal de la naturaleza. David estaba a buen recaudo, los enemigos, descubiertos fueron blanco y presa del tsunami en el que el Señor se manifestó. Porque las tormentas no están ajenas a las manifestaciones de Dios. Dios nos habla en medio de ellas y se manifiesta poderosamente.

16 Extendiendo su mano desde lo alto, tomó la mía y me sacó del mar profundo. 17 Me libró de mi enemigo poderoso, de aquellos que me odiaban y eran más fuertes que yo. 18 En el día de mi desgracia me salieron al encuentro, pero mi apoyo fue el Señor. 19 Me sacó a un amplio espacio; me libró porque se agradó de mí.

David testifica, que su apoyo y su libertador fue el Señor.

20 El Señor me ha pagado conforme a mi *justicia; me ha premiado conforme a la limpieza de mis manos, 21 pues he andado en los *caminos del Señor; no he cometido mal alguno ni me he apartado de mi Dios. 22 Presentes tengo todas sus sentencias; no me he alejado de sus decretos. 23 He sido íntegro con él y me he abstenido de pecar. 24 El Señor me ha recompensado conforme a mi justicia, conforme a la limpieza de mis manos.
25 Tú eres fiel con quien es fiel, e irreprochable con quien es irreprochable; 26 sincero eres con quien es sincero, pero sagaz con el que es tramposo. 27 Tú das la *victoria a los humildes, pero humillas a los altaneros. 28 Tú, Señor, mantienes mi lámpara encendida; tú, Dios mío, iluminas mis tinieblas. 29 Con tu apoyo me lanzaré contra un ejército; contigo, Dios mío, podré asaltar murallas.


¿Qué le ha tocado hacer a David en esta cruenta lucha por su vida? Permanecer fiel a su fe y mantener íntegro. Porque lo más fácil en medio de una lucha es perder el equilibrio y empezar a pelear con armas impropias. Queremos pagar mal con mal y usamos la mentira, la traición, el engaño, el falso testimonio, las ofensas, la burla, la ironía, la soberbia, las patadas y las mordidas.

30 El camino de Dios es perfecto; la palabra del Señor es intachable. Escudo es Dios a los que en él se refugian. 31 ¿Quién es Dios, si no el Señor? ¿Quién es la roca, si no nuestro Dios? 32 Es él quien me arma de valor y endereza mi camino; 33 da a mis pies la ligereza del venado, y me mantiene firme en las alturas; 34 adiestra mis manos para la batalla, y mis brazos para tensar arcos de bronce. 35 Tú me cubres con el escudo de tu *salvación, y con tu diestra me sostienes; tu bondad me ha hecho prosperar. 36 Me has despejado el camino, así que mis tobillos no flaquean.
37 Perseguí a mis enemigos, les di alcance, y no retrocedí hasta verlos aniquilados. 38 Los aplasté. Ya no pudieron levantarse. ¡Cayeron debajo de mis pies! 39 Tú me armaste de valor para el combate; bajo mi planta sometiste a los rebeldes. 40 Hiciste retroceder a mis enemigos, y así exterminé a los que me odiaban. 41 Pedían ayuda; no hubo quien los salvara. Al Señor clamaron,
pero no les respondió. 42 Los desmenucé. Parecían polvo disperso por el viento. ¡Los pisoteé
como al lodo de las calles!

¿De qué manera se manifiesta Dios en nuestras luchas?
Nos da valor
Ligereza para movernos oportunamente
Adiestra nuestras manos y brazos
Fuerza a los tobillos
Valor

43 Me has librado de una turba amotinada; me has puesto por encima de los *paganos; me sirve *gente que yo no conocía. 44 Apenas me oyen, me obedecen; son extranjeros, y me rinden homenaje. 45 ¡Esos extraños se descorazonan, y temblando salen de sus refugios! 46 ¡El Señor vive! ¡Alabada sea mi roca! ¡Exaltado sea Dios mi Salvador! 47 Él es el Dios que me vindica, el que pone los pueblos a mis pies.
48 Tú me libras del furor de mis enemigos, me exaltas por encima de mis adversarios, me salvas de los hombres violentos. 49 Por eso, Señor, te alabo entre las naciones y canto salmos a tu *nombre.
50 El Señor da grandes victorias a su rey; a su *ungido David y a sus descendientes les muestra por siempre su gran amor.


El Señor nos da grandes victorias.

Orar cambia nuestras luchas en himnos de alabanza.

No hay comentarios:

Datos personales

Mi foto
Pastor de la Iglesia Monte Hermón en México, D.F.