miércoles, 30 de julio de 2008

CUANDO EL SEÑOR TE LEVANTA

Salmo 30
Al reunirnos para orar, meditamos en la condición en que se encuentra nuestra vida. David al orar, da testimonio de que la mano del Señor lo ha levantado, lo ha sanado y le ha devuelto la vida. Era un hombre muy intenso. Al orar con los salmos damos testimonio de que:
Estamos en pie
Estamos sanos
Estamos vivos

1 Te exaltaré, Señor, porque me levantaste, porque no dejaste que mis enemigos se burlaran de mí. 2 Señor mi Dios, te pedí ayuda y me sanaste. 3 Tú, Señor, me sacaste del *sepulcro; me hiciste revivir de entre los muertos.
David, al orar invita a la congregación a adorar.
· Su enojo un instante, su bondad es permanente
· Una noche de llanto es seguida por gritos de alegría
4 Canten al Señor, ustedes sus fieles; alaben su santo *nombre. 5 Porque sólo un instante dura su enojo, pero toda una vida su bondad. Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría.
No hay que olvidar que nuestra seguridad es el Señor. No debemos perder el piso. Nuestras victorias son del Señor. Él es el único que puede mantenernos sobre nuestros pies. Cuando nos sentimos seguros es cuando más vulnerables somos.
6 Cuando me sentí seguro, exclamé: «Jamás seré conmovido.» 7 Tú, Señor, en tu buena voluntad, me afirmaste en elevado baluarte; pero escondiste tu rostro, y yo quedé confundido.
Clama a Dios por ayuda cuando ve su vida amenazada
8 A ti clamo, Señor soberano; a ti me vuelvo suplicante. 9 ¿Qué ganas tú con que yo muera,[
b] con que descienda yo al sepulcro? ¿Acaso el polvo te alabará o proclamará tu verdad? 10 Oye, Señor; compadécete de mí. ¡Sé tú, Señor, mi ayuda!
Dios nos cambia nuestro vestido, nos quita el luto y nos da uno de fiesta. No podemos vivir de luto, debemos aprender a vivir en fiesta. Por ello hay que agradecerle siempre.
11 Convertiste mi lamento en danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de fiesta, 12 para que te cante y te glorifique, y no me quede callado. ¡Señor mi Dios, siempre te daré gracias!


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Pastor de la Iglesia Monte Hermón en México, D.F.