miércoles, 7 de mayo de 2008

CUANDO DIOS TE HACE JUSTICIA

Salmo 9

Salir victorioso de una afrenta personal o de los embates de los enemigos del pueblo de Dios, puede ser más difícil de manejar que el sufrimiento y la derrota. No son pocos los que se ahogan en sus victorias y pierden el piso cuando Dios reivindica su causa. Ven a los vencidos con desprecio y se sienten reafirmados en su propia justicia.

Por ello, hay que aprender a orar con los salmos, para que no nos arrastren nuestros propios sentimientos o los torrentes de emociones que fluyen del corazón. Pero algunos salmos son difíciles de orar para nosotros. Particularmente aquellos en los que el salmista ora por la justicia. Y nos es difícil porque nos sentimos incómodos al ponernos en zapatos que no son los nuestros. El camino más sencillo sería eludir estos salmos; pero, este camino está cerrado, porque la palabra de Dios no puede eludirse. Más bien, hemos de disponer nuestro corazón para orar guiados por el Espíritu del Señor.

En el salmo 9 David expresa su alabanza en razón de la justicia de la que ha sido objeto ante sus enemigos.

David ha sido vindicado. Él ha clamado desde las cavernas más recónditas de su corazón traicionado y ahora su oración consiste en alabanza, alegría y testimonio de las maravillas de Dios (vv. 1.2)

Los enemigos han sido destruidos (vs. 3-6) Los que ayer se burlaban, hoy, salen huyendo, tropiezan y su nombre desaparece de la memoria social.

Dios es visto y adorado como Rey (vs. 7-10). Ante la victoria de David y la estrepitosa derrota de sus enemigos, David conoce a Dios como soberano de la historia; pero es un Dios personal que no abandona a los que confían en él. Dios le hace justicia a los que confían en él.

David invita a que se unan a su alabanza y den testimonio de la grandeza de Dios. Y afirma, Dios les hará justicia. (vs. 11 y 12)

Pero David no deja de orar porque las victorias también generan resentimientos y odios. Él necesita que el Señor le siga cuidando y mientras tanto él seguirá testificando. (vs. 13 y 14).

La injusticia con la que se comportan los que no conocen a Dios, es una red en la que ellos mismos caerán; porque todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
David sigue clamando a Dios, que acabe con los incrédulos e intervenga a favor de la causa de los pobres y los desamparados.

En el salmo 9 David
Centra su oración de alabanza en Dios, declara la justicia de Dios sobre su caso y clama para que él siga siendo justo con los que confían en él

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Pastor de la Iglesia Monte Hermón en México, D.F.